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Zonas combinadas en la danza, de la bailarina y coreografa cubana Rosario Cárdenas
Rosario ha regresado con nuevos bríos de Paris y un arsenal de vivencias y nuevas creaciones que, en tiempo casi de récord ha conseguido dar un envión de energía creativa a su conocida companía. Entre los aciertos, que no han sido pocos, la coreógrafa ha compuesto sus obras con un sistema de montaje a partir de conceptos matemáticos basados en la teoría de la combinatoria. La presentación de una nueva obra en La Habana ha inspirado a Raúl Cárdenas a escribir esta nota:
Un espectáculo intenso, reflexivo y excesivo como pocos ha situado en el panorama danzario de la Isla la bailarina Rosario Cárdenas con la obra Zona-Cuerpo, el más reciente estreno de su compañía Danza Combinatoria, en el Teatro Mella, que —desde una construcción de la realidad sensorial y natural del ser— acentúa la trascendencia y finalidad de la anatomía humana en el centro del discurso coreográfico.
Como un todo distinto, encadenado a fragmentos de la historia y la cotidianeidad, la propuesta de Cárdenas recrea el lenguaje corporal en su más completa expansión conjugado a la sensualidad, el erotismo, lo grotesco y lo paródico, recursos que, aunque constantes en su obra, resaltan la auténtica creatividad de la coreógrafa y directora cuyo elenco celebra dos décadas de actividad en diálogo permanente con el quehacer mundial.
Seis bailarines, tres músicos de excelentes cualidades (Dúo Karma y Franquie Corbea) y nueve pantallas blancas bastan en el escenario para develar, de modo coherente y dinámico, una atmósfera mística que combina disímiles manifestaciones como el teatro, el performance, la propaganda, el audiovisual, el juego y el body-art, este último sujeto al simbolismo y a la búsqueda de la espiritualidad.
Se trata de una variedad inusitada de sentidos y estados de conciencia que representan con fuerza los intérpretes cuya plasticidad en los desplazamientos de conjunto, dúos o solos aparece siempre equilibrada. Expresividad y movimiento, metáfora y poesía articulan una relación dialógica, sugerente y armónica con el espectador. En este sentido resulta meritorio el trabajo de Karina Angulo, Ana Moreira —bailarina de formación clásica que supo muy bien dominar el lenguaje del movimiento contemporáneo— y la orgánica Jakelín Balladares, quien demostró tener aptitudes en más de una disciplina.
Más allá de reseñar con osadía la esencialidad del ser humano, sus vivencias, sus experiencias, sus conflictos, Zona-Cuerpo pone en funcionamiento las oscilaciones emotivas y entrama, con un alto nivel de sensibilidad, las problemáticas actuales alrededor del lenguaje del cuerpo, virtud que asume con belleza y significados.