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Triaca contra embestimientos feministas ( Octava Parte )

23/12/2017 16:40 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Hago un repaso de la historia de España del Siglo XVII, a fin de establecer la relación entre muy parecidos procesos de descomposición social, afectó seriamente a aquella sociedad y aun afecta a esta

Octava Parte Uno de los hechos más complicados de los albores de la Época Moderna en España, sin cuya explicación es imposible entender bien todos los demás es la desincentivacion de la filosofía como interlocutor válido de la vida española renacentista.

Se imponía cambiar de dirección, todo estaba preparado para el advenimiento de la Nueva Época ; el humanismo aparece y con él el afán de reforma interior del hombre. La dimensión ético religiosa era esencial en ese humanismo porque la Contrarreforma abanderó el rumbo de los nuevos caminos. Rechazó la Reforma Protestante, pero desarrolló el Renacimiento. Mas si las tendencias de reforma externa en la organización social y eclesiástica termi naron en un fracaso absoluto, ello se debió a que los mismos recursos críticos que la Modernidad puso en juego tenía dos grupos en pugna : los creadores de una nueva cultura y las cátedras universitarias, pero con desventaja de estas ultimas respecto de los primeros, por las refriegas entre universalismo y nominalismo, o tomismo y escotismo, que produjeron a su vez el alejamiento de toda cultura política respecto de la universidad. La separación entre la universidad y la vida real de la sociedad, es otra forma de decir que la cultura del humanismo renacentista se produjo al margen de los medios universitarios.Necesariamente ; tendríamos que decir, pues la universidad estaba en manos de los teólogos mas reaccionarios del peripato y de su doctrina nominalista que expresan la absorción de lo sobrenatural en lo puramente natural, y creían que el bien no era un orden dentro del cual se movía la voluntad divina, sino que esa voluntad divina mandaba sobre ese orden, y podía determinar que fuera bueno lo que quiera, sin más razón que haberlo querido así ; mientras los renacentistas defendían una violenta y gozosa expansión del espíritu humano, que busca la naturaleza pero en sus expresiones ideales, no tal como es.Estos buscan lo ideal en la naturaleza por el sello divino que esta tiene en su estructura intima, y por tanto luchan por ordenar todos los elementos de la República al ideal superior, mientras aquellos van tras el numen divino de la naturaleza, pero incapaces de ver a Dios en ella, la convierten en mito. Por ello la gran crisis que inaugura la Edad Moderna con el surgimiento de la idea del Estado, a partir de la Contrarreforma, se produce en la educación, a pesar de que esa época se caracterizó por una desaforada pasión educativa, y de que la misión del educador fue trascendental en el Renacimiento. Lo que sucedía con la nueva forma política en que iba a encuadrarse la vida social del Estado Moderno, es que coetáneamente con la manifestación de este no cuajó la Ciencia Política, ya que los afectos humanos andaban por el suelo, pues como enigmáticamente dice Maravall, uno de los grandes estudiosos de esa época, "solo en cuanto los afectos humanos lo permiten se puede hablar de Ciencia Política"["Teoría Española del Estado en el Siglo XVII" p. 69 Jose Antonio Maravall Instituto de Estudios Políticos. Madrid 1944], y la verdad era que el siglo XVII español no era la época luminosa que representó para el pueblo el gobierno del Rey Alfonso El Sabio, en la Baja Edad Media, cuya Ley de las Siete Partidas, y el Fuero Real, de marcado carácter anti-nobiliario eran el testimonio jurídico de que este y su pueblo se hallaban unidos cordialmente, por haber trabajado este ejemplarmente para suscitar en el seno de la comunidad una relación de amor, donde se dio el paso de la condición de vasallo a la condición mas honrosa de súbdito : " El pueblo, según Las Partidas, está obligado a defender al Rey de si mismo, de gente del propio pueblo y de los de afuera" [ "Estudios de Historia del Pensamiento Español"p. 127 Jose A. Maravall Ediciones Cultura Hispánica Madrid, 1967 ]

En cambio, ya en la Alta Edad Media, se había perdido en España la corriente democrática medieval, el principio de utilidad pública ya no prevalecía sobre el de utilidad privada. Para subrayar el rompimiento de esa fuerte unidad de que disfrutaba el pueblo bajo el Derecho alfonsino, y que se había convertido bajo los Austrias en una situación de extrañamiento disfrazada de optimismo, en que el pueblo iba por un lado y el gobernante por otro, no hay que decir mucho mas que esto: "que el voluntarismo medieval había hecho depender el bien de la voluntad de Dios., y frente a un orden de cosas afirmado por si mismo, que la inteligencia de Dios reconoce como el bien, y que por tanto, su voluntad quiere, "["Teoría Española del Estado en el Siglo XVII" p 191 ] se debía entender que las convicciones anti populares de los escritores políticos, lo irremediable del sistema de gobierno del Valimiento, como sustituto de la inerte voluntad real, y aun las formas de vida alucinante que fueron asumidas por los estamentos privilegiados que restablecieron su predominio a finales del Siglo XVI, a expensas de abusos que en definitiva sirven para cooperar con los modos en que la ideología del status quo mantiene una visión discontinua del ente humano que impide surgir el pensamiento histórico a nivel genérico, eran positivas querencias de Dios.

Según el enjundioso Maravall, los escritores políticos del siglo XVII español, muy superiores moralmente a los nuestros cubanos de hoy, heredaron la enorme afición medieval por la Antigüedad Clásica, pero con el mismo vicio de aquella heredad : al nosce te ipsum ( conócete a ti mismo ) le imprimieron una notable desviación, resultando de ello un socratismo no socrático ; y por mucho que tuviera en si mismo el afán de lograr la sabiduría de los antiguos, y por mucha sinceridad conque se opusieran a esa manera extrema de concebir la autoridad real como la deseaba el nominalismo, por mucho que desea ran con la subordinación del poder real al poder divino, la limitación del poder del Rey, fracasaron en lograr el fortalecimiento del realismo en la concepción del Estado, en el sentido de anti nominalismo, es decir, en mantener la idea de cuerpo dentro del Estado : congregación de muchas familias en comunidad de vidas sujetas al justo gobierno de una cabeza soberana, basado en el respeto al orden natural establecido por Dios y su Ley : aquella " que ve en la naturaleza de las cosas--o sea, no interpretada aristotélicamente-- una obra de Dios" [ J.A.Maravall : " Teoría Española del Estado en el Siglo XVII" p.96]

En este caso se cumplió lo que dijo Severo Iglesias : " Tan solo basta la intención o la producción no intencional de un mal pensamiento para arrastrar al sujeto a los sufrimien tos de la conciencia desgarrada del alienado" [ S. Iglesias : "Opción a la Crítica" p. 91 ]

En efecto : Para que el inferior pudiera sentirse ligado por la Ley Superior, primero deberíase aplicar sin tergiversación alguna el credo de Sócrates y Platón que permite poner la idea de la ley natural por encima del Poder Monarquico, impidiendo lo que sucedió en la 2da mitad del Siglo XVII, "que hubieran algunas fuerzas sociales capaces de imponerse a la Majestad del Rey" ["Teoría Española del Estado en el Siglo XVII" p. 306 ], porque se permitió originalmente sustraer al hombre de la idea madre de toda formatividad ontologica, cuyo misterio es tal que :

Como un paso para establecer la repercusión de este fenómeno en el nivel doméstico, voy dando una nota de la marca que esto dejo en los efectos fascis tosiese del carácter femenino español

" Cuando mas tienda a desaparecer el sentido de lo ontologico, mas el espíritu que lo ha perdido verá que sus pretensiones se ilimitan hasta una especie de regencia cósmica, porque será cada vez menos capaz de interrogarse sobre los títulos que puede tener para ejercer esta regencia" [ "El Misterio Ontologico" p. 37 Gabriel Marcel Universidad Nacional de Tucumán, Argentina 1959 ]

En última instancia, la desviación del tópico griego humanista original, fue trágico para el hombre español de la Alta Edad Media, porque destruyó en el la característica del alma presente o disponible, porque lo conminó a que disintiera cada vez mas de aquello de que era responsable, ya que esta esclerosis de la participación esta ligada al endurecimiento de las categorías según las cuales nos representamos el mundo y lo valoramos.

Lo que para aquellos hombres era una práctica de buenos epigonos de un orden humanista normal--según ellos--, desde un punto de vista superior, desde el punto de vista de un alma arraigada en el misterio ontológico, no era mas que la subversión de un orden opuesto.No podían imaginarse que a la larga estaban poniendo a merced del alma indisponible todo el precioso legado medieval de atraer las potestades terrenales a los intereses espirituales de la religión, y sobre todo, su sueño de reunir al Mundo en una comunidad humana de cultura unitaria en la cual todos los hombres estuvieran dotados de una espiritualidad superior, y hasta esa misma idea de la cortesía como doctrina sapiencial de sentido moral profundo, que iban a ser engullidos--por esa torpe imprudencia de descono cer la unión entre existencia y cosa existente que deja en completa indeterminación al yo ---por las fuerzas que tendían hacia la dispersión interior, ya que estas propenden a la arbitraria exaltación de lo vital, y por ello se materializan en las gentes que se rigen por las leyes sociales de quien es el que puede mas :

" Ser indisponible --explica el Dr Marcel--es estar en cierta manera no solo ocupado en si mismo, sino obstruído por si mismo. Digo de cierta manera, pues el objeto inmediato puede variar indefinidamente : estar ocupado de uno mismo, de la propia fortuna, de los amores, y aun del propio perfecciona miento interior. Debemos reparar en que lo contrario de estar ocupado de si, no es el estar vacío o indiferente.Lo que se opone es mas bien el ser opaco al ser transparente."[G.Marcel :Ob.Cit. p.46 ]

Dice con gran tino G.M., que el análisis de la indisponibilidad no es menos necesario que el de la traición, pues todo lo que da la impresión de ser indisponible está ligado de una forma o de otra a los efectos mórbidos que engendra el rechazo del sentido ontologico de la existencia, que exige al hombre preguntarse por la totalidad del ser, y por si mismo en tanto totalidad ; falta que no se solventa con una entrega exclusiva del hombre a sus funciones sociales o vitales ; y que actuando esa parte como su propio enemigo dentro de el, lo lleva a un proceso regresivo aun manteniéndolo dentro de una cierta afirmación . Todas estas gravitaciones hicieron que los escritores políticos del Siglo XVII, decayeran en su condición de curiales porque " la palabra cortes paso de tener un sentido moral profundo, a quedar reducida a un sentido social externo, ya no se podía entender la cortesía como un conjunto de ideas de un saber elevado y estimable como ningún otro" ["Teoría Española del Estado en el Siglo XVII" p. 272. José Antonio Maravall] ¿Que pasó entonces?. Que comenzó a predominar en la sociedad una voluntad de negación referida realmente al ser.: la traición. El texto que mejor la expone o señala, al menos, el cambio de espíritu de la época y la fechoría social del hombre obstruído por sí mismo y convertido en el peor esclavo de una voluntad de poder sin merecimientos es aquel en que Quevedo trata de despertar la autoconciencia de su pueblo con palabras que parecen de hoy : " Hay que tener cuidado con este lenguaje de Judas en el cual el que concede medra y el Reino padece.Pobres vende quien enriquece pidiendo para ellos, y quien alega por méritos y servicios, la ruina de los que se le encomendaron " [ "La Política de Dios" p.543 Tomo I Obras Completas . Francisco Quevedo ]. Este último segmento sobre todo define muy bien y concisamente la traición y recuerda otra sentencia de la misma época del jesuita P. Juan de Torres: " el mal tiene un cierto género de contagio que halagando mata" ["Teoría Española del Estado en el Siglo XVII" p. 37 J.A.M. ]. Es innegable que ambos se refieren a la incipiente traición social que se fraguaba, a una confrontación que ya existía por recuperar una territorialidad que fue alienada a favor de un sujeto que ya ha anulado la posibilidad de la verdad y que es parte de la mentira introducida en la relación cosas-- -hombre porque codicia un resultado. Raul Morin 22 Diciembre 2017 11:29 AM


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