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El desierto del sur de Libia, tradicional paso del tráfico de armas, se ha reconvertido en campo de entrenamiento para los yihadistas africanos, advierten los expertos.
Y es que tras la revuelta de la 'Primavera árabe', que acabó con el régimen y la vida del dictador Muamar Gadafi, con ayuda de la OTAN, el caos reina en este rico país petrolero.
Las armas saqueadas de sus arsenales han terminado en el llamado 'Triángulo Salvador', una tierra de nadie que se beneficia de las porosas fronteras de Libia, Argelia y Níger. Durante años, ese triángulo fue el hábitat ideal de contrabandistas y traficantes que suministraban armas a las milicias del norte de África y el África subsahariana. Pero desde la revuelta de la 'Primavera árabe', la actividad de los yihadistas con vínculos con Al Qaeda ha florecido en la región, ante la incapacidad de las autoridades libias de controlar a los grupos armados.
El 10 de octubre, Francia anunció que sus fuerzas habían destruido un convoy de la rama norteafricana de Al Qaeda en Níger que llevaba armas de Libia a Malí. La operación formaba parte de una campaña antiterrorista dirigida por Francia para expulsar a los yihadistas, entre ellos Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), de la región del Sahel. Los yihadistas ocuparon el desierto del norte de Malí durante 10 meses antes de que la intervención militar liderada por Francia los expulsara en enero de 2013.
"El sur de Libia se ha convertido en un escondite para los extremistas tras la intervención militar de Francia en Malí", asegura Mohamed Fazzani, experto en grupos yihadistas. "Para cualquier ejército, es muy difícil controlar una región tan grande, a menos que se disponga de tecnología sofisticada", porque los yihadistas "conocen muy bien el terreno y pueden establecer campamentos pese a la dureza de las condiciones", explica.
Un responsable de inteligencia, que prefirió permanecer en el anonimato, dijo a la AFP que los yihadistas han creado "tres campos secretos" en el sur de Libia donde se entrenan cientos de militantes para luchar en Malí, Irak o Siria. "Estos campamentos se han convertido en proveedores clave de yihadistas", dice la fuente.
- Los drones detectan yihadistas -
El experto sobre Libia Jason Pack dice que los yihadistas expulsados del norte de Malí han establecido campos de entrenamiento en el sur de Libia. Esta región, según él, se ha convertido en "mucho más" que una ruta de tránsito para hombres armados y contrabandistas. Según él, unos "drones han detectado campos de entrenamiento y responsables de inteligencia occidentales han estado en estos lugares".
"No tengo datos exactos, pero estoy seguro de que hay libios entre estos grupos yihadistas", agregó Pack, un investigador sobre Libia en la Universidad de Cambridge y presidente de Libya-analysis.com.
Tanto Pack como Fazzani están convencidos de que los los yihadistas atrincherados en el sur y la poderosa milicia islamista que opera en el norte y este del país están relacionados.
Estos grupos desafían la autoridad del gobierno y el Parlamento elegidos en junio -reconocido por la comunidad internacional-, y operan en la capital, Trípoli, y en la segunda ciudad del país, Bengasi, en el este.
Según Fazzani, los yihadistas en el sur han recibido apoyo logístico de los islamistas del norte de Libia.
En enero de 2013, unos yihadistas procedentes de Libia atacaron la planta de gas de In Amenas, en el desierto en el sureste de Argelia. Unos 40 rehenes, todos extranjeros menos uno, perdieron la vida en cuatro días de sangriento sitio y en la operación militar que le siguió.
- "Tropas agotadas" -
El portavoz del ejército, el coronel Ahmed al Mesmari, coincide en que los campos de entrenamiento han crecido en el sur del país, pero aseguró a la AFP que las tropas libias están mal equipadas y son escasas para realizar patrullas regulares en esta inmensa región. "Además, las fuerzas armadas están agotadas por la batalla que libran en el este y el oeste del país", agrega.
Desde la revolución, las autoridades interinas han luchado por crear un ejército regular y una policía, pero dependen de las milicias apoyadas por el Estado para garantizar la seguridad de instalaciones vitales, incluidas las petroleras, los aeropuertos y las fronteras.
Los islamistas libios incluyen la milicia yihadista Ansar Al Sharia, a la que Estados Unidos tilda de organización "terrorista", y Fajr Libya, una coalición de milicias.
Fajr Libya tomó Trípoli a finales de agosto, tras una batalla feroz con las fuerzas progubernamentales Zintan por el control del aeropuerto de la capital, y después extendió sus operaciones hacia la región occidental de Warshefana.
Ansar Al Sharia tiene su feudo en el este de Libia, donde libra una batalla con los hombres del general retirado Jalifa Haftar desde mayo.