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Este artículo contiene un análisis más del modo contemporáneo del ser cubano esta vez desde la óptica de la Filosofía de la Fidelidad de Josiah Royce ( 1908), términos estos que me permiten un acercamiento profundo al combate político cultural que existe en la sociedad cubana
"RECUERDO Y VIGENCIA DE JOSIAH ROYCE" Hace pocos días releí el trabajo que en forma de 8 o 9 lecciones impartiera en distin tas universidades de Estados Unidos entre 1906 y 1907, el filósofo norteamericano Josiah Royce (1855 - 1916 ), y que publico en forma de libro en 1908 con el título de Filosofía de la Fidelidad.
Casi enseguida me subyugó la idea de la múltiple vigencia de sus planteamientos en los problemas actuales de nuestra época, mas complicada aun que aquella en que vivió aquel pensador eximio, puesto que en esta se complican mucho mas todos los asuntos relativos a la fidelidad.
La forma en que para nosotros se revela la inusitada actualidad de aquellos estudios esta en que nos ayuda a iluminar la verdad o no verdad en torno al tema tan controvertido de la unidad monolítica del pueblo cubano, cosa esta que solo desde el punto de vista de la filosofía de la fidelidad aporta un asidero seguro para tratarlo, pues en un primer momento favorece el regreso de las cosas a su lugar al establecer la postura del indagador en ese polémico terreno de si los fines individuales pueden alcanzarse de otra manera que mediante la fidelidad, o si por el contrario, la persona realiza su poderío idealizado a través de su eficacia social.Hay algunos parámetros correlativos a la fidelidad que alejan y marcan un ambito de exclusividad irreconciliable entre individuos que no podrían compartir un espacio común y menos en uno tan específicamente comunitario como el socialista, ejemplo: la independencia personal del juicio.
Para el interés comunitario importa sobremanera saber si el hombre está en posesión de si mismo, si tiene voluntad propia, o si por el contrario, se le ha enseñado a conocer su voluntad imitando la de los demás, camino por donde nunca conoce toda la verdad de su situación social, y menos la verdad de su situación moral, porque el conocimiento del mun do a partir de esas dos grandes formas opuestas de transitividad los distancia, incluso a su pesar : mientras que en el uno se encontrará la vida con una resolución libremente deter minada de un hombre propiamente libre; en el otro caso las solicitudes mas preciosas de la vida chocarán con un hombre que lo único que puede hacer es encontrar una determina cion general a definir un modelo de obrar suyo, con el consabido rosario de calamidades que esto lleva consigo, cual es el arrastre caliginoso de las más intratables herencias, pues to que según este profesor: "si me consideráis independiente de mi formación, soy a cada momento un simple agregado de impulsos" ( pag 41 ) ya que "con la mera consulta a la convención, por una parte, y a la disposición de ser alguien, por otra, este hombre nunca puede encontrar un plan definitivo y coherente de vida, ni alcanzar una definición de su deber" [ "Filosofía de la Fidelidad" pag 49 Librería Hachette S.A. Bs As. 1949 ]
La intríngulis de la situación cubana que hace actualísimo el problema de la fidelidad, es que ese elemento de elección autónoma que rige el comportamiento de la persona fiel está amenazada como relación social estable, ya que el orden social no la presenta como una causa posible y prácticamente significativa, toda vez que la praxis del hombre natural, que nunca ha iniciado la batalla de la individualidad real, se ha visto premiado por una sociedad a la que no interesa la conformidad externa del mundo con el hombre, pues lo prefiere en guerra con ese mundo externo, ya que la conducta mas proverbial de tal sujeto se da en no evitar los conflictos innecesarios con las causas ajenas, cosa que lo hace especialmente conflictivo para el tipo altamente especializado de hombre que es capaz de entregarse a la tarea de difundir la importancia del respeto a las verdades como primerísi ma línea de salvaguarda del discurso que se dirigen entre si los semejantes y por tanto como un acto de fidelidad al vínculo personal.
No es nuestro objetivo agotar el tema de la fidelidad en un mero artículo, sino dejar bien sentada la dicotomía entre el hombre fiel y el infiel, puesto que hoy el orden de cosas, al menos en Cuba, se balancea muy a favor de la infidelidad, y por consiguiente se tiende a no comprender que el hombre fiel puede verse a menudo obligado a mostrar su fidelidad mediante algún acto que la mera costumbre no predetermina, y que puede ser tan creador de sus deberes como fiel a ellos.La respuesta de un hombre fiel a su circunstancia histórica, aunque pueda sonar como una clara nota de desafío legal, no es un acto valioso para el solo.
"Una causa es buena, no solo para mi, sino para la humanidad, en cuanto es esencial mente una fidelidad a la fidelidad, es decir, en cuanto ayuda y promueve la fidelidad de mis semejantes. Es una causa mala, en cuanto, a pesar de la fidelidad que suscita en mi, es destructora de la fidelidad en el mundo de mis semejantes"[Ob.Cit.pag.98 ]
También me interesa resaltar el papel destructivo de la infidelidad para los lazos sociales, lo cual acontece hoy en Cuba
La fidelidad es la devoción voluntaria de un yo a una causa elegida libremente, pero convertida en deber por una voluntad llevada a la clara autoconciencia de uno mismo.Si he de conocer mi deber, tengo que consultar mi voluntad razonable. A nivel doméstico ya ni siquiera se tiene en cuenta el sentimiento de fidelidad porque el soporte de la condición de ser fiel es lo que hemos perdido, no se si irremisiblemente, pues este soporte esta trabado indisolublemente en la constitución del yo auténtico; condicion sin la cual el hombre no puede conocer ni su deber, ni el acto verdaderamente justo, pues la fidelidad no se puede llevar por simples hechos de la naturaleza humana, en razón de lo que las leyes de la naturaleza dejan indeterminado.
Esa indeterminación, a grandes rasgos la podemos definir como no saber que hacer con la superioridad del alma menos que con la del intelecto.Por eso ambas son conflictivas al hombre infiel. El peor escollo de nuestra tarea regeneradora consiste en que estos propagadores del falso sentimiento de fidelidad, se venden hoy como los mas sinceros defensores y amigos de la humanidad:los moralistas revolucionarios, cuya obra es tan perniciosa por que "tienden a privarnos de esa confianza que a todos nos es necesaria a fin de estar listos a realizar buenas obras" [Ob.Cit. pag 29 ] Por ejemplo, el mayor de todos estos moralistas, en esa magistral definición, ya tan famosa, de lo que es ser revolucionario, nos dijo, entre otras cosas que "es luchar contra las fuerzas dominantes, dentro y fuera del ámbito nacional" (F. Castro: Discurso 2003), cuando es bien sabido por todos que para decidirse a hacer esto, hay que desafiar primero la fuerte reacción que pueden desatar los órganos de poder político represivo con semejan te conducta cívica.Yo me habría detenido ahí, si no hubiera leído el artículo que publicó un tal Josue Veloz Serra en el Diario digital de Casa de las Américas en el num.585 de 24 de Marzo de 2017, intitulado: "¿Le legaremos algo a Fidel Castro?" Ahí dice:
" Su fuerza mística, si no es acompañada en los próximos tiempos de un examen minucio so de su práctica revolucionaria, se volverá inservible para la Revolución, y podrá servir lo mismo a la socialdemocracia, que a una zona de nuestra sociedad que apuesta por un capitalismo a la cubana con una democracia formal vacía. Pero no al proyecto socialista de la Revolución cubana, como fue el servicio de toda su vida."
La libertad no cree en dobles discursos, ya que no está contemplada en sus bases éticas alzar verdades de alto rango para después hacer pasar bajo ese manto intachable, las mas espurias conclusiones.Esto que dice el señor Veloz, nos parece un Caballo de Troya: [Que la Revolución]..."ha acabado por poner en manos del capital lo que el Socialismo no ha podido ejecutar con eficiencia, precisamente por no haber sabido subordinar la eficien cia a la justicia social." Tiene razón el señor Veloz cuando dice que las relaciones entre clases antagónicas nunca se desarrollan de un modo armónico, y que por ello es erróneo suponer que en Cuba las distintas formas de propiedad se desarrollan de un modo armónico: "una cosa es considerar --dice el --que no queda mas remedio que hacer uso de mecanismos del capitalismo para el desarrollo; y otra cosa diferente es suponer que el socialismo se mantendrá intocable en medio de ese escenario.Hay procesos de naturalización que se irán dando sin que siquiera se decida que ocurran".
Lo mas enarcante que a la atención produce este autor, es decir, que "lo que define la intensidad de lo socialista es la dimensión de la relación humana que el sujeto produce en el trabajo". Pero precisamente esta cala tan honda es la que nos provoca vértigo de caer desde esa altura a la mas objecional de todas las proposiciones suyas: "El entendió y practicó un poder revolucionario fuerte".
Tienen razón los lingüistas cuando en sus énfasis en contenidos referenciales de sus teorías modalistas, establecen como distinto de la relación signo -objeto, el valor en el contexto situacional en que se produce el signo, porque este pone a prueba la materia de que esta hecho el hombre.Con lo primero, estamos de acuerdo, con lo segundo no.El fue el primero en permitir dejar intactas las fuerzas materiales que acompañan al capital, y en no producir un poder revolucionario paralelo a estas fuerzas que despliegue un poder de nuevo tipo.¿Donde están en nuestra sociedad el okey al levantamiento de las barreras a la creatividad intelectual, y a los obstáculos de visualización que tienen los hombres que confrontan mas problemas por la actitud rebelde ante su medio?Ademas, si así fuera, ¿por qué ese desarrollo expedito de la acción del enemigo interno, libre para subrogar en la relación mercantil del dinero, todas las demás ?.¿Somos acaso socialistas defendiendo una corrupción del socialismo que concibe la sociedad como un modo de vida acomodado en la cadena de mando de arriba hacia abajo, con el predominio total del silencio sobre la desidia en aspiración a la máxima infidelidad, si esto es lo mismo que el peor vicio capitalista : el cuerpo convertido en sistema total de signos, y "el esfuerzo del capital por arrancar la muerte a la diferencia radical para someterla a la ley de las equivalencias"? [J.Baudrillard. "El Intercambio Simbólico y la Muerte" pag.202 . Monte Ávila 1992]Si fuera así como el dice, no estuviera tan estancado el proyecto revolucionario de justicia social. Dirigiendo el microscopio social hacia los lazos que sostienen al infiel, vemos que aquel los encandila porque antes este ha descubierto en ellos las mismas mendaces leyes de su juego:No decir nunca las palabras esenciales de la situación que tienen delante, se pasa siempre por encima de ese hueco sin verlo.La verdad primaria no es nunca tan pequeña que no se debe celebrar. Si se obvia, es por motivos colonialistas. Raúl Morin 19 de Mayo 2017 11:16 am