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Pasé unos días esperando alguna mención televisiva a las declaraciones
del ministro Wert en su entrevista para la revista musical Rolling Stone .
Pasaron los días y no he encontrado nada más allá de los artículos de
un par de periodistas que suelen escribir sobre jazz. ¿Cómo se me habrá
ocurrido esperar que se hable del asunto en televisión cuando ni si quiera
la BBC le preocupa por haber dicho que la pianista Hiromi es un hombre?.
No digo que el atraco que está sufriendo este país carezca
de importancia, digo que los músicos no importamos, porque
desgraciadamente siempre hay algo más importante que atender.
Como de costumbre las reacciones han quedado en unos cuantos
pataleos en la red, ya casi olvidados. Pedí opinión a amigos
y conocidos, y ocurrió lo que era de esperar... poca gente se
moja. ¿Quién ha hablado? Músicos que en su mayoría no se
dedican a la música clásica. Es curioso... como si en las orquestas
españolas no hubiera problemas con los pagos y los despidos
improcedentes.
La gente desconoce por completo cómo funciona esta profesión y
cómo se las gastan esos artistas con tantísima proyección que
están todo el día sonando en las radios, copan los telediarios
con su último disco y venden las entradas de sus conciertos a
precio de oro. (Hace años me contaba un compañero cómo hicieron
cruzar el charco a los músicos que acompañaban a un conocidísimo
cantante para, una vez en Sudamérica, decirles que iban a cobrar
la mitad de lo acordado y que si no les gustaba el nuevo trato
les pagaban el billete de vuelta a España. Se ve que allí alguien
les hacía mejor precio). A mí, lo que más me sorprende es cómo
a algunos músicos parece no importarles lo más mínimo el desprestigio
de nuestra profesión. Las palabras del ministro de Cultura,
publicadas en todos los periódicos, pueden influir muy negativamente
en la ya deteriorada concepción que tienen los "no-músicos" de los músicos.
Entre las opiniones que he podido recopilar sobre este asunto (hurgando
indecentemente en la red), hay quien cree que los músicos tenemos una
profesión libre, que la administración no tiene obligación de contratarnos,
ni subvencionarnos, como se hace con otras profesiones que también son
libres; que la música no es de extrema necesidad y quien se dedique a
esta profesión tiene que asumir los mismos riesgos que un ingeniero,
albañil, arquitecto, etc; que el ministro Wert debería ocuparse de
los arquitectos, porque les pagan una miseria, en lugar de ocuparse de
los músicos; que con la ‘ley Sinde’, a los músicos nos pagan un lucrativo
estipendio gracias a los impuestos de los ciudadanos; que los músicos
tendemos a menospreciar otras artes, que además tenemos la oportunidad
de participar en concursos televisivos de talentos y que nuestro
trabajo no tiene desgaste físico; que el jazz español goza de buena salud;
y finalmente, que el cliente debería proponer lo que se le paga al músico,
que- según el parecer de quien escribió la frase- debería ser 0€.
Me da a mí en la nariz, que la gente no sabe que las compañías
discográficas obligan a los artistas a registrar sus obras a través de
editoriales – porque la mayoría de los artistas que tiene discos en el
mercado no saben escribir una corchea- y esas editoriales se apropian
de los beneficios íntegros que generen las obras haciendo firmar contratos
que les atan casi de por vida; que las subvenciones brillan por su ausencia;
que los Ayuntamientos ya acumulan deudas de millones de euros por no
pagar a los artistas; que los músicos no tenemos los mismos derechos
que cualquier otro trabajador, porque no tenemos salario mínimo y en la
mayoría de los casos no quieren hacernos contratos (ni si quiera en las
Escuelas de Música) así que no podemos cotizar en la seguridad social y
si nos lesionamos nadie nos cubre nada; que los músicos sacrificamos nuestra
infancia y nuestra juventud para desarrollar las cualidades físicas necesarias
para la interpretación (y es que el trabajo físico del músico se equipara al del
deportista de élite. Yo he llegado a tocar diariamente una media de ocho o
nueve horas; imagínese el lector que tiene que correr ocho horas diarias);
que detrás de cada concierto hay mil horas de trabajo que no se pagan;
que los músicos adelantamos los gastos de desplazamiento, alojamiento y
dietas y esperamos una media de seis meses a que nos paguen (en el mejor de
los casos); que incluso hacemos declaración de la renta pagando el I.V.A. de
facturas que no hemos cobrado; que los instrumentos musicales valen más
que un coche nuevo; que cada vez disponemos de menos espacios
para poder trabajar (no nos olvidemos que los festivales de música van
desapareciendo a un ritmo frenético y tampoco nos olvidemos de que el
dueño del club Secadero de Granada está en la cárcel por hacer conciertos
de jazz);que puedo seguir haciendo la lista interminable, porque los músicos ...
llevamos así muchísimos años.
Es curioso cómo los músicos vamos perdiéndolo todo (incluyendo dignidad y
prestigio), mientras este Ministerio que aúna Cultura, Educación y Deporte bajo
la figura del señor Wert, apoya la causa taurina otorgándole unos privilegios que
ya querríamos muchos. No sólo han creado un premio con su correspondiente dotación
económica, sino que lo que puede llegar a costar la realización de tan cruento
espectáculo (dinero de los impuestos de los españoles) ha llegado a sobrepasar los
350.000 €. ¡Sí, 350.000! Morante de la Puebla, José María Manzanares y El Juli
recientemente cobraron cada uno por corrida 90.000 €, y sumando a eso lo que
cobran ganaderos, picadores, médicos, veterinarios, etc., podremos llegar a la cifra
sin mayor problema. Es curioso que los deportistas tampoco tengan obligación de
declarar en España muchas de las primas que reciben.
¿Alguien se ha puesto a calcular cuántos discos tiene que vender un músico
para ganar los 641€ del salario mínimo cada mes?.En el mejor de los casos,
el Estado español reconoce al músico como tal porque posee una titulación de
conservatorio, y con esta titulación el músico puede hacer unas oposiciones. Claro
que en este país, las oposiciones se utilizan como propaganda electoral y a
última hora se recurren ante el Tribunal Constitucional...
No sé si alguien habrá caído en la cuenta de que Wert, además de no creer que la
ópera sea un concierto, en la entrevista cita a una tal Amy Chua cuyas prácticas
educativas considera un buen ejemplo a seguir: (…) un cambio profundo en cuanto
al concepto del aprendizaje musical. En las culturas orientales, como ha dicho
Amy Chua, las madres chinas dan mucha importancia a mantener el mismo nivel de
exigencia en la enseñanza musical que en las matemáticas (…). Yo no conocía a esta
buena mujer. Cuál fue mi sorpresa cuando descubrí que obligó a su hija de siete años a
tocar el piano, y que cuando la niña no progresaba en sus estudios musicales la señora
Chua la dejaba sin fiesta de cumpleaños y la castigaba sin comer, no sin antes
haberle dicho cosas tan bonitas como que era cobarde y patética. Sin duda una muy
buena estrategia para hacer que los niños amen y respeten la música.
Pero, ¿a quién le importa los músicos cuando al menos el 25 % de los niños españoles
vive bajo el umbral de la pobreza? ¿Alguien sabe cuántos de esos niños son hijos de
músicos?. Yo quiero dar las gracias a mis compañeros músicos y a todos los demás
creadores que me inspiran y enriquecen mis creaciones; gracias por mantener viva
la cultura y hacerme pensar. Señores ciudadanos, señor Ministro: la cultura importa,
la música importa, y el día que desaparezcan, la sociedad no será mejor, sólo estará
sumida en una vida triste y gris.
Pagina Oficial de Irene Aranda
Video avance de su nuevo trabajo ‘Yetzer’
terrakeo para ZDJ.