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No es este un estudio propiamente neurologico, sino la evidencia de necesidad de un periodismo cada vez más científico para responder a las modernas necesidades de optimización de las conciencias
"LOS JEFES Y LA NEURA" Hay que salvar los buenos escritos para la atención total del hombre cuando estos, por razones que el tiempo no acaba de poner en su mira, y no precisamente por escaso oficio del autor, no pudieron cuajar en la adecuada tipificación del ente que se propo nían realizar.
Este es el caso del brillante artículo "Cuestión de Estilo" del periodista Luis Raul Vazquez Muñoz, que apareció en el periódico "Juventud Rebelde" el Domingo 11 de Marzo del 2007, y gracias al cual podemos decir que hay testimonios de preocupación e intención de comprender en la sociedad cubana esos modelos de culpa que lejos de asumir sus comitentes se engallarían, porque son personas extrañamente "idóneas" que se venden como "confiables" en sus puestos de dirección causando daños humanos que le hacen muy poco favor a la propaganda humanista de la Revolución Cubana.
La cobardía del cubano ante su impotencia de no poder encausar la injusticia da en destruir los asientos de los ómnibus, los bancos de los parques, los teléfonos públicos y otros objetos de propiedad social similares, y por añadidura, lleva a maltratar a los hombres que menos tienen que ver con ellas.Pero ya esta última aberración pertenece al campo de la psicopatología.
Cuando estamos en presencia de un acierto tan grande como el de este periodista, no podemos permitirnos el lujo de malograr la confidencia extrema llamando a capi tulo a nuestros cofrades si es preciso, o en el caso de una austera retirada del problema por la parte más interesada, dejarlo al menos de constancia para la posteridad.
Realmente es como encontrar una aguja en un pajar el hallazgo en la papelería pública nacional de una culpa tan determinada a no aparecer nunca sin la coraza de sus títulos de Poder. He aquí una revelación digna de inscribirse en el Libro del Apocalipsis:
" ....la preocupación aparece cuando se le otorga un peso demasiado grande a cualquier elemento, menos a la dimensión ética del individuo, un detalle pequeño --a veces muy difícil de aprehender--, pero decisivo en nuestra opinión.
Puede que sea una mera cuestión de estilo a la hora de mirar el mundo; pero el caso es que, cuando nos concentramos en los detalles tecnocraticos y obviamos las características humanas de las personas, comenzamos a perder la dimensión del problema y a abrirle paso a un tipo de mediocridad que se basa en las ambiciones personales y la doble moral.
No resulta un descubrimiento el saber que en ocasiones, detrás de un exceso de celo o del afán por mostrar demasiada sabiduría en un tema dentro de un colectivo laboral, se pueden esconder sentimientos más oscuros como las ansias de poder o maniobras para mantener o elevar ciertos status.
El problema, por lo tanto, se agrava cuando nos encontramos ante superiores que son vulnerables a la lisonja, o comparten una visión demasiado pragmática u oportunista a la hora de valorar a las personas. Ello, lejos de unir, a la larga termina por crear exclusiones con sus consiguientes secuelas".--
--- Es una lástima que Dios no haya iluminado mas a este periodista para que nos dijera el peso exacto de esa vesania y su encarnación diabólica en la sociedad. Trataré con el humilde alcance de mis fuerzas de revelar esos procederes ocultos para que no embauquen la buena fe de sus acreedores.
Me refiero específicamente al abuso de poder que se practica impunemente en ciertas dependencias de la empresa de seguridad y protección en Cuba
Posiblemente la tarea mas revolucionaria que va a tener que librar la sociedad cubana actual, y tal vez la más importante de cuantas se les haya pretendido asignar, sea la de identificar bien los "individuos de cuidado", claramente reconocidos, pero poco desenmascarados, porque a ninguna sociedad que se precie de sus méritos comunitarios le puede ser indiferente la pretendida responsabilidad de ciertos jerarcas que se comportan como psicopatas, y lo son en tanto se encuentran en intima tensión con los sanos, porque lo que no pueden sufrir de estos es que el hombre sano no pone peros de ningún tipo a las excursiones de su espíritu fuera de sí. No hay nada más vulnerable a la mente de un neurópata que la crítica; y esta desencadena una reacción de venganza cuando la persona que la recibe carece casi en absoluto de virtudes estimables.
"No hay deficiencia de la clase que sea, que no nos traiga trastornos anímicos, y cuando la causa no puede ser suprimida--dice el Dr Brachfeld--, ni tampoco produce una benigna resignación, nos causa algún menoscabo en nuestro equilibrio estimativo, y esta merma en el nivel autoestimativo no se produce como consecuencia automática del mismo defecto, sino cuando aquel repercute en nuestro siquismo." [" Los Sentimientos de Inferioridad " p. 56 Oliver Brachfeld. Edit. Apolo.Barcelona 1936 ]
Cuando la educación no puede compensar esa deficiencia es cuando se produce el problema ; cuando el inconciente no puede recibir una queja el Amor es el que paga. La queja es una alarma de combate para todo espíritu enfermo, dejando sentado con ello el carácter antisocial de la neurosis. Si trasladamos la observación clínica al hecho de la realidad, veríamos el ánimo del Jefe en un momento de la queja suspenso en el aire, sustraído totalmente a la atención en un incomprensible ausentismo del ánimo. La mirada del hombre queda fija dos palmos sobre nuestras cabezas, tratando de asumir ya la compulsión deshonesta del carácter, es decir, buscando una estratagema para verificar la idea fija o supervalorada (neurosis obsesivo compulsiva) que connotaría su obsesión y que podría ser la pretensión del enfermo de creerse fiscal, por ejemplo, siendo un simple técnico en seguridad y protección. Ese brusco distanciamieto de nosotros son los signos visibles de la psicastenia, que según el doctor Pierre Janet inventor del término, "es una forma de depresión mental caracterizada por el relajamiento de la tensión psicológica por la disminución de las funciones que permiten actuar sobre la realidad y percibir lo real, por la sustitución de operaciones inferiores y exageradas bajo la forma de dudas, agitaciones, angustias, y por ideas obsesionantes que expresan las perturbaciones precedentes"[ O. Brachfeld Ob.Cit.p. 41 ]
Aquí lo socialmente perjudicial es que el enfermo canaliza sus sentimientos de inferioridad a través de la desvalorización de los demás, pero esto no lo puede hacer sin la venia de sus superiores, que son a su vez culpables de que un sujeto tal supere los límites de su mando con impunidad, y además con la soberbia inconciente que da el no darse cuenta de si mismo, ni de lo que lo rodea. Esto no comportaría ningún daño social directo si los jefes que están por encima de ellos tuvieran la preparación requerida para conocer que los sicopatas, por mucho cachet que gasten en imagen, no les importa en absoluto el descrédito de la institución que ellos representan si esta en juego su amor propio., pero no por simple malcriadez, sino porque como lo atestigua la clínica en los casos de neuropatias periféricas, un estímulo provoca una sensación diferente a la normal, casi siempre desagradable, máxime si es un estímulo doloroso--cual pudiera ser una acusación de irresponsable por parte del subordinado--que provocará una respuesta exagerada: " Más frecuente es la hiperpatia, en la que el umbral de la sensibilidad esta elevado, pero con una respuesta exagerada"---nos dice el Dr. José Luis Rebollar Mesa del Hospital Clínico de San Carlos de la Universidad Complutense de Madrid. ["Neurología" p.222 Madrid 1983]
Con jefes menos pagados de si mismos tal vez pudiéramos prevenirnos todos de esas secretas evicciones en los grandes almacenes del espíritu que practican los pequeños--lo cual es una cobardía --para resarcirse de los estigmas psíquicos que los hacen sufrir causándoles malestares anímicos, de los cuales pretenden liberarse dificultando, si no imposibilitando por completo la formación en la persona que es su víctima de auténticos sentimientos de comunidad.
En Cuba el Ejército de Desplazados de sus originales lugares laborales se reorgani za estratégicamente en un nuevo proyecto de reutilización de esa masa laboral flotante e inadaptada por diversos motivos de incompatibilidad, con no poca presencia de problemas formativos elementales, en una nueva empresa socialmente útil, cuyo designio es la protección de las propiedades del Estado ; pero hay que decir que auspiciadores, directores y supervisores de esas nuevas empresas se preocupan nada o muy poco por aquellas características humanas de ese personal que los hicieron incompatibles o en todo caso totalmente inapropiados para la observancia de normas conductuales afines a la construcción de una agenda colectiva comunitaria. Se da con demasiada frecuencia el caso de que estos agentes de protección conquisten, gracias a este grave descuido que no supervisa ningún equipo psiquiátrico, flamantes cargos impropios de su condición humana, a través de los cuales logran, bajo la dinámica de sus propias leyes crear la "pos verdad", que no queda otro remedio que desentrañarla mediante la filosofía, pero para decirlo preliminarmente, son los decires y los hechos de esos que escalan fácilmente posiciones en coyunturas de necesidad, porque inconcebiblemente nadie repara o se fija en sus altas simpatías por los paradigmas anti hombre que emanan también de atropellos antisocialistas.¿O es que no hay verdaderos jefes socialistas que defiendan la entereza contra la intimidación??
Lo grave, lo gravísimo, no es solo que se dé vía libre a la "pos verdad", tan extemporaneamente de moda, sino que se le otorgue rango de transparencia o de honradez, cuando puede en cualquier momento convertirse en sepulturera de sus mismos valedores porque ya la Revolución es criticable y por ciertos repunteos apristas que se están dando dentro del propio marxismo. Los eruditos la estudian por sus deletéreos efectos sociales, no para endilgarnos escabrosas definiciones, sino para prevenirnos. Sin mas vueltas : La "pos-verdad" es ese lugar donde la palabra deja de significar y clasificar el discurso tal o mas cual ; es ese estado de discurso que puede seguir desflorando a la misma critica" [" Ella escribía Pos-critica " de Reinier Perez Hernandez, en Revista "Unión" de Literatura y Arte Num 46 Abril - Junio 2002 ], cuyas formas rompen con la manera de generar discursos como aquellos que hasta entonces la sociedad había seguido."Es ese espacio verbal que recrea la discursividad cultural de una Cuba en crisis, y de unos agentes sociales que la protagonizan" ( y que no la experimentan ) Pero lo que yo subrayaría es que esta se dibuja dentro de una evidencia aun velada por destrucciones axiológicas que se apadrinan unas a otras, ese es el problema: que no es lo mas importante la desconfianza que de ella se tenga, sino lo que hace desaparecer merced a esta connivencia . Una de esas pos- verdades es no resolver las injusticias porque ya caducaron, cuando la verdad es que las injusticias no caducan.
Yo diría que una revolución precisa menos de la propaganda revolucionaria que de jefes alertas a esas coyunturas y conjeturas execrables en que las sicosis encuentran el terreno abonado para declararse : las explosiones de ira, los actos de venganza, las huidas de toda clase: no querer oír el discurso del ofendido o perjudicado, son todos recursos para hacer pagar caro las virtudes humanas, pues el neurótico emprende su camino desviado del lado socialmente útil, y bajo la presión de sus sentimientos de inferioridad intenta malograr la autodefensa del hombre humillado creando una amenaza ficticia a su favor, alegando que es "amenaza" decir que se va a poner en conocimiento de jefes superiores, lo que en el dominio de todo lo subalterno es deslealtad, abuso de poder y explotación. Habría que hacer mas hincapié en esto porque :
" La agresión contra el prójimo el neurótico la realiza solapadamente, intentando salvar la cara y salvar las apariencias, no esta en franca sublevación contra las normas como lo haría un criminal. Los neuróticos, -- para suerte de la sociedad humana--no reúnen ni el mínimo valor, ni la actividad que se requiere para una agresión directa contra la sociedad. Realiza sus ataques agresivos por caminos bien sinuosos, y mediante todo el rico arsenal de síntomas neuróticos " [ Oliver Brachfeld Ob.Cit. p158] 11:52 am Raúl Morin Dom.24 Sept 2017