¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Agencia De Noticias Blatsky escriba una noticia?
EXPOSICIÓN EL OTRO De Lorena Mata y Oscar Ojeda Que será inaugurada el 24 de mayo 2018 a las 20:30 horas
La Galería Veracruzana de Arte
Del CENTRO CULTURAL Y SOCIAL VERACRUZANO A.C.
Miguel Angel de Quevedo 687, Coyoacan
Ciudad de México
LES INVITA A LA EXPOSICIÓN
EL OTRO
De Lorena Mata y Oscar Ojeda
Que será inaugurada el 24 de mayo 2018 a las 20:30 horas
EL OTRO
Los personajes elegidos por Lorena Mata y Óscar Ojeda son rostros que no ostentan ni la simetría de la belleza, ni la anomalía de lo grotesco, de ahí su familiaridad. Cuando no se trata de la recreación de un sujeto arcano derivado de los clásicos, son modelos anónimos; y es justo en estos ignorados donde encontramos gesticulaciones y expresiones que nos son conocidas. Así, estos seres con su primera extrañeza, con su diferencia radical, nos emplazan a habitar una zona espectral. Comienzan a personificar justamente en el lado opuesto de su anonimato: si nos salen al encuentro como extraños, a un mismo tiempo nos resultan habituales. Quizá de ahí la riqueza psicológica que se intuye en ellos, la dimensión de su interioridad, porque ahí también habita nuestro yo.
A partir de las atmósferas plasmadas en cada obra —la densidad de Mata o la levedad de Ojeda— los autores logran desvelar el silencio que envuelve a cada personaje, ese silencio que dice y que interpela, tanto a los artistas como al espectador. Ese silencio del anonimato, del alejamiento. Mata y Ojeda interiorizan y procesan los elementos que vislumbran en cada personaje, mediante una observación aguda y profunda.
Los retratos nos ponen en aviso de que el otro no es algo que infiramos racionalmente, sino que significa en nosotros por sí mismo: leemos directamente en estos semblantes unas veces la dicha, otras la melancolía o el abandono de sí; afirman que el otro siempre es una empatía, un encuentro afectivo. Enfrentarnos a ellos nos otorga perspectiva, diferencia y, consecuentemente, conciencia de nuestra singularidad. Así, esta muestra ilumina una paradoja: la extrañeza del otro es la tierra que da cimiento a nuestra morada, pero a la vez nos desciframos, nos reconocemos y nos producimos como identidad: el otro me enuncia.
Los fondos neutros en estas pinturas provocan el surgimiento de personajes que nos convocan en un no-tiempo y en un no-lugar, nos llaman a enfrentarlos en un presente perpetuo; esto es, nos emplazan en el tiempo y en el lugar de la conciencia. La profundidad lograda en los fondos por el efecto de las veladuras sugiere que tal vez ese otro que nos sale al encuentro procede de un territorio originario que antecede al yo, que la conciencia de mi individualidad es un producto tardío, que mi conciencia siempre es perspectiva respecto de otro.
Los rostros invaden el formato. No hay elemento alegórico ni símbolo que aluda al estatus del modelo: no pretenden significar más allá de la presencia, de un anónimo siempre frontal, como una pregunta que se nos resiste. Por ello, Lorena y Óscar se imponen en los gestos y los rasgos del modelo el reto de la composición; el equilibrio de formas se corresponde con una expresión, un estupor, una complacencia. En Lorena, la expresión adquiere la categoría de forma. De ahí su predilección por la saturación de materia y el marcado contraste de luces y sombras que deviene en forma, en masa en movimiento. En Óscar, la suavidad tonal y lumínica contribuye de manera sustantiva a definir la forma. De ahí su devoción por las transparencias, su impulso por resguardar el dibujo primero como un gesto originario. Estos pequeños formatos constituyen acontecimientos minúsculos en los que se tiene la impresión de estar frente a un abismo.
Lorena Mata y Óscar Ojeda hacen rostros que no ostentan ni la simetría de la belleza, ni la anomalía de lo grotesco
No es el retrato tradicional que busca representar el exterior. Más que una mímesis del modelo, Mata y Ojeda penetran en los personajes, tratando de encontrar en ellos ese arcano que los habita y que los atrajo, cada uno por sus propias razones. La confrontación con la fotografía o la pintura de los modelos es un indagar en la interioridad de las personas: lo que la mirada o el gesto dicen de ellos. Una historia oculta configurada precisamente ahí, en las facciones de los seres elegidos. Retratar el interior, ahí el punto de encuentro: la intimidad manifestada en los rostros.
Mata y Ojeda observan y desmenuzan la pintura de Rembrandt, Rubens, Goya, Tiziano, El Greco. Su mirada penetra y analiza el trabajo de los grandes maestros, para alcanzar una comprensión abarcadora. Entender, interpretar, re-crear: la apropiación para lograr una obra personal. En el desplazamiento de la masa, en la composición, en la atmósfera envolvente, en los puntos focales y lumínicos, ahí resuenan los clásicos.
Pintura al temple: paciencia, espera, demora, reflexión. Eso exige esta técnica compleja. Camino propicio para dar rostro a ese otro que habita en nuestra conciencia, para dar sustancia al tiempo de su encuentro y asimilación. El temple se adecua al concepto de la obra: hace emerger los motivos por efecto de las veladuras.
En la serie, ambos artistas trabajan con un mismo modelo, lo reproducen incesantemente, pero cada cual se lo ha apropiado de una manera peculiar, al punto que hace difícil su reconocimiento como identidad. Se trata de una producción constante de alteridades. Los retratos de Lorena, nacidos de la penumbra, ponen la mirada en un más allá; en los de Óscar, los ojos nos desafían a plena luz.
¿De dónde viene, entonces, la profundidad anímica de estos retratos? ¿Del artista, del modelo, del espectador? Indudablemente de los tres: la mirada, lugar de encuentro del pintor con el otro, del espectador con el personaje, con la pintura misma. Traspasa o penetra, compele a mirar y a mirarse. Punto sustancial en la obra de Mata y Ojeda: los une y los distingue. En ella habitan a la vez modelo, pintor y espectador. Es preciso abismarse en los ojos vivos de los personajes, descifrarlos, interpretar para ir más allá de la superficie.
Mata, sinuosidad en las líneas de expresión, rostros poblados de texturas que imprimen fuerza y sentido. Ojeda, levedad en contraste intenso con la historia que se vislumbra en cada personaje. En ambos, el dibujo como sustento, como entramado sobre el cual emergen el otro y sus interpretaciones. En ambos, búsqueda estética, plástica, existencial. Propuesta y pregunta frente al otro que soy yo.
Lorena Mata y Óscar Ojeda hacen rostros que no ostentan ni la simetría de la belleza, ni la anomalía de lo grotesco
Curador, Alfonso Villarreal. CCSV Galería Veracruzana 55 54 16 33