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ENTREVISTA | Pedro Ruiz: "Rebaño ya somos, pero sin inmunidad"

12/02/2021 01:41 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Que el mundo en el que vivimos no está del todo cuerdo es algo, quizá de las pocas cosas, en lo que podríamos estar de acuerdo la mayoría. Pedro Ruiz trata de demostrarlo en Loc@s. Reír nos cura (Teatro Marquina de Madrid, del 5 al 7 de marzo), una función en la que interpreta a una veintena de personajes con los que retrata a una sociedad que se toma demasiado en serio a sí misma.

"Reír nos cura", es el precepto de la obra, ¿de qué nos cura? De este estado de postración en el que estamos todos, de las telarañas que nos mete en la cabeza la situación. A mí también me cura, porque yo soy probablemente este espectáculo es de los que más se divierten de todos los que he hecho en la vida. Cuando acaba la función yo salgo curado, renovado y el público que ha venido, también.

¿Por qué atreverse con una obra en un momento como este? Ahora mismo casi todo es imprevisible menos el teatro, que es un recinto seguro y donde no hay interrupciones. No es el mejor momento para hacer teatro, pero tenemos que seguir, porque si no, la costumbre de ir no se regenerará y tenemos una cierta obligación ante eso.

En la obra hay 20 personajes de los cuales 15 son anónimos, pero ¿están inspirados en gente que usted conozca? No, pero hace tiempo descubrí, ahora que me he quitado de hablar de política, que a través de los personajes se dicen las cosas de un modo más divertido, más cercano, en un tono en el que con otras voces no podrías decir. Un argentino, un gallego, un tímido, una mujer feminista... te permiten hacer un retablo de colores de las locuras de la sociedad.

También hay "esperpentos conocidos", dice la sinopsis, ¿cuáles? Hay tres homenajes a Manolo Escobar y a José Luis López Vázquez y dos apuntes pequeños de la actualidad política: uno es un portavoz de un gobierno y luego hay una breve estampa de lo que está ocurriendo con el rey emérito.

¿Es muy crítico con esas locuras? Esto está hecho sólo con ánimo de divertirse, no de dañar o criticar, porque entiendo que este es el momento de poner pomada. A veces en la reflexión un poco crítica sale una pomada divertida, pero no se clavan cuchillos a nadie.

Deja claro que la obra puede dar qué pensar... ¿el humor no siempre tiene que ser frívolo, no? El humor es la forma menos suicida de decir las cosas más serias.

¿Se acepta mejor la crítica cuando viene con risas? Si no nos atañe a nosotros mismos sí, pero deberíamos estar educados y me incluyo, a reírnos de nosotros mismos. Si nos tomamos demasiado en serio nos ponemos trágicos y en este momento que estamos viviendo lo que menos nos conviene es la tragedia.

En esta época extraña de pandemia el que se mantiene cuerdo, centrado... ¿es el que está más loco? Para el estreno invité a título personal a políticos de todo signo, que se mezclaron con artistas de toda naturaleza. Intento recuperar el espíritu de la transición, en el que todos íbamos a todo sin preguntar si la conferencia la daba Carrillo o Fraga. Y eso lo hemos perdido y a mí me parece una locura grave, grave, porque estamos perdiendo la convivencia. Tú puedes ser del Madrid o del Barsa, de Izquierdas o de derechas, o gay o heterosexual o rico o pobre, o gordo o flaco y aún así tener cosas en común con el otro.

"Todos tenemos cosas en común y cada uno su locura particular" es el rótulo que aparece en la función... ¿Cuáles son sus locuras? No tengo ninguna locura que tenga nombre en el mundo de la psiquiatría, pero considero que una de las mayores locuras que existen es no atreverse, porque la vida es una sola vez.

Pero se puede meter la pata, ¿no? Sí, cometemos muchos errores, pero si no aprovechas tu tiempo, si no aprovechas tus impulsos, siempre y cuando no sean dañinos para los demás, pues estás viviendo en playback y eso me parece una locura.

Hablando de locuras, le he visto en redes sociales saltar a su piscina a ocho grados... Sí, te confieso que lo llevo haciendo toda la vida, cuarenta años. Tras la nevada que cayó fueron los primeros días que no lo hice, porque era un bloque de hielo. Pero lo hago siempre, para mí no tiene mérito, viene muy bien para la salud.

Se define usted como un "artista libre", ¿cómo es un artista que no es libre? Pues una persona que es un artista conveniente. Y lo conveniente es algo que colabora con el sistema, sin señalara a nadie. Pero yo siempre he pretendido ser dueño de mis errores lo cual es un auténtico patrimonio. De vez en cuando aciertas. Pero si te metes en el sistema de un modo obediente y casi de rebaño tienes poco que experimentar en la vida.

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Ahora se habla de la inmunidad de rebaño... Creo que rebaño ya somos, pero inmunidad no tenemos, a ver si cambian las tornas.

Ha protagonizado polémicas por expresarse libremente o pelear por sus intereses, ¿no es más cómoda esa otra vida complaciente? ¿Compensa ser peleón? Se paga un precio muy alto, pero mi buen amigo Juan Diego dice siempre una cosa con la que me quedo: "me gusta vivir como las truchas, contracorriente y con el agua en la cara". Ya sabe uno que andar como verso libre tiene un precio, pero a mí ese precio no me duele. Me perjudica mucho en mi carrera, en la presencia pública y en muchas cosas, pero prefiero la aventura individual y solidaria que formar parte de un grupo. A mí los partidos políticos y los grupos cerrados me parecen campos de concentración mental.

¿Echa de menos la televisión? Sí, pero nunca he hecho programas en los que no fuera autor y si no me dejan serlo no suelo participar. Eso no quiere decir que no quiera participar en alguna cosa que me ofrezcan. Si mañana me llaman para una película, como hizo Berlanga y me nominaron para un Goya, estoy encantado de encarnar un personaje.

¿Qué le reprocha a la tele de hoy? La televisión ha establecido últimamente la dictadura del pinganillo, además de la dictadura de lo económico y lo político, y a mí no me va a poner un pinganillo en el oído nadie nunca jamás. La perdida de libertad en la televisión perjudica mucho a la sociedad.

Se suele decir que si no estás en la tele no se existe, pero hay vida más allá de la tele, ¿no? Sí, es más complicada desde el punto de vista mercantil y comercial, pero hay una vida que yo la considero más auténtica.

Usted tuvo problemas con la dictadura franquista, ¿ahora estamos en la dictadura de lo políticamente correcto? Es la dictadura del miedo a perder el sueldo. Al fin y al cabo y lo digo con respeto pero con convicción, la democracia no es otra cosa más que la dictadura del dinero. Así que por miedo a perder el sueldo o no tener trabajo la gente se impone una autocensura.

¿Cómo era la censura por entonces? Salíamos al escenario y teníamos al fondo de la sala una luz roja que nos indicaba que había entrado el censor y teníamos que cambiar el guion. Hoy en día en el teatro hay una libertad completa.

¿Hemos ido hacia atrás en ese sentido? Veo que el intento de los medios, a pesar de la hipotética libertad de las redes, es achantar el nivel del pensamiento, asustar, generar expectativas de modernidad que no se traducen en libertad. Se están ahormando las conductas a sota, caballo y rey.

Es posible que alguien de 15 años, por ejemplo, no conozca a Pedro Ruiz, ¿cómo le explicaría quién es usted? La única forma de explicar eso sin dar un coñazo es que venga a ver el espectáculo. No lo digo por promoción, es que lo que se hace allí no se puede explicar. El arte es una cosa que una vez percibida por los sentidos difícilmente se puede contar con palabras. Como dice Goyo Jiménez, "no lo digo, lo hago".

Usted no tiene hijos, ¿eso le pesa o le ha liberado? Ni me pesa ni me libera. Es una decisión que tomé y la he mantenido. Tiene mucho que ver con estar sin pareja buena parte de mi vida. La mayor responsabilidad en la vida es ser padre.

¿Cómo definiría su filosofía de vida? Yo soy un pesimista vitalista. Soy afortunado, tengo salud, me ha ido bien, pero a cambio yo no volvería a nacer. Ya he visto esto, sé de qué va y no le encuentro mucho sentido. En ese sentido los que tienen fe tienen una ventaja enorme, porque pueden atravesar el desierto con una cantimplora.

Hemos hablado de sus saltos de trampolín diarios, ¿hace algo para estar en forma? Lo primero es estar conectado de cabeza permanentemente. Voy al cine o al teatro a diario, compongo, escribo, hago deporte y como poco. Nunca me ha gustado comer demasiado, el que lo hace somete al cuerpo a una gran tarea diaria. Los que comemos poco nos desgastamos menos. No fumo, no bebo, tengo suerte de que no me haya pillado un camión... Y tengo la ventaja de la curiosidad. Tienen que ingresar en tu mente mensajes de las afueras, de otras gentes, de otros pensamientos. De lo contrario te estancas.

Cuando se ha hecho de todo y se tiene experiencia, ¿es fácil mantenerse permeable a esas ideas nuevas? Pensar que lo sabes todo es una soberbia injustificable. Los nuevos conocimientos te enriquecen. Claro que hay cosas que rechazas, pero en ese rechazar también hay un ejercicio intelectual. Hay que estar expuesto a la brisa, al aire y a la lluvia y así te forjas. Envuelto en una moqueta te quedas convertido en una seta.


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