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Esta es una carta en la que condeno la hipocresía ambiental reinante en nuestro país, y que se manifestó esta vez con la creación de un programa televisivo que pretende cohonestar el feminismo
“Carta al Profesor cubano Julio Cesar González Pagés”
Estimadas autoridades de la TV cubana:
Aprovecho este canal para verter mis opiniones sobre el nuevo programa que estrenó la TV en su horario nocturno sobre el Feminismo, el 1 de Marzo de 2021, conducido y pensado por el profesor universitario, Julio César González Pagés, para mayor burla con el sarcástico nombre de “Cosas de Hombres”.
Me pareció un programa bufonesco, empezando por las afirmaciones de ese profesor de que el feminismo no es un machismo, cosa que repitió en el Congreso Feminista celebrado en Cuba en Enero de 2020, y que considero una tontería de su parte porque pretende negar que las mujeres cubanas no los practican indistintamente con el mayor desenfado, y quieren aplastar y competir con los hombres en virilidad, pagándoles así una preceptiva que recibieron en la educación pues con demasiada frecuencia se constata hoy las formas masculinizadas que desde niñas se les inculca, y que forman parte ya de una etiología del carácter femenino en Cuba. Los hombres que defienden esa posición de las mujeres no tienen claro el papel masculino dentro de la sociedad. Hasta la canción de “Buena Fe” conque amenizaron el programa fue ridícula.
Lo que dijo la profesora de la UH es contrario a la verdadera identidad del feminismo. Parece que esta estrategia de ocultamiento forma parte de él. El feminismo no se barniza tanto fuera de Cuba, sin embargo el impacto social de ese movimiento en Cuba rebasa los objetivos que se han planteado las feministas extranjeras.
EStos profesores universitarios deberían honrar mas los deberes de su ministerio
Hasta ahora nadie ha hecho caso a ciertas propiedades invisibles que tiene el feminismo para infectar como un foco de suciedad la conducta de la sociedad entera, y no se ve porque forma una unidad indivisa psíquico corporal. Y recuerden que lo psíquico pertenece a formaciones del inconsciente, y por consiguiente tiene que actuar como una fuerza del mal porque nuestra conciencia no quiere saber nada de eso. Entre las cosas que invisibiliza el feminismo, y no sé si en el extranjero también, es la identificación regresiva de la familia cubana; es decir, la identificación de los miembros de la familia con el menor de ellos, y no con el mayor, que sería la identificación progresiva que es la forma en que los conflictos de rivalidad fraterna se podrían solucionar armónicamente para todos. De eso se cansaron de hablar Helen Cixous y Julia Kristeva. Ese es uno de los cambios de estructura en la familia que hacen desgraciado al hombre porque atenta contra la reciprocidad de las vinculaciones humanas.
A esos profesores universitarios que dicen semejantes cosas por TV, les recomendamos que deberían honrar más los deberes de su ministerio para con la cultura grecolatina, y apreciar o estudiar más la conciencia de culpabilidad en Grecia e Israel, y prestar más atención a esos puntos despreciados por el celo teórico de sus prescripciones que, sin embargo, son actos que los códigos semíticos y las legislaciones griegas nos enseñaron a calificar como malos. Esa fusión es la clave del destino mismo de nuestra cultura occidental.
Por si no se percibe claramente lo que quiero decir con esto de acatar la tradición hebrea, indico oportunamente lo que nos advertía Paul Ricoeur—en su monumental ensayo “Finitud y Culpabilidad”—donde según lo que creemos una leal interpretación nuestra, se colige que la dureza con los inferiores, y todas las iniquidades que emanan del desborde de poder de los ricos, caen dentro de la trayectoria ética descendente de la inseguridad histórica de un impulso que era hiperético, y propio de la tradición hebrea; y por tanto, se sale de la calidad del temor religioso inherente al pecado que representaba un signo de virilidad dentro del patriarcado, no por ninguna aureola machista o signo de fuerza que no fuera la fuerza que hay que tener para la disposición indivisible del corazón, que es la que provee una exigencia profética en el hombre que apunta más alto que la simple medida finita del mal, porque se concentra en la investigación de la injusticia “ilimitada por parte de origen trascendente, por parte de su raíz existencial, y por parte del prójimo, de esos “pequeños” que encarnan la voz, la llamada del “derecho y de la justicia”” [ Ob. Cit. p. 165, FCE, México 2004 ]
Necesitamos, profesor, una vigilancia social más responsable que ponga los mitos—expresión exterior de verdad-- en su lugar, si es que aspiramos realmente a construir una sociedad viable para todos donde se respete la alteridad de las conciencias, o sea las estructuras que velan por la intersubjetividad humana. ¿No ha pensado el profesor, Gonzalez Pagés, en que el gran daño del feminismo está en su carácter hipertélico, porque va más allá de la redención de la mujer, para brindar todo su apoyo a un programa de acción que piensa que el “para-sí” del hombre se resuelve en contra del “en-sí” de las cosas? ¿O es que a los principios egoístas de nuestra personalidad eso le da igual?. Eso no solo quiere decir refugiarse en la mentira y defenderla a sangre y fuego; no hay que ser un experimentado en lecturas para hallar el vínculo con las fases de miedo al Héroe y a los hombres mejores, donde entran todos los afiliados a ese bando en componendas con los poderosos para quitarlos de en medio con sus armas de materia para destruirlos materialmente. Sin resolver este problema, no se podrán resolver los demás problemas, y menos que ninguno, el de la mujer.
Hasta ahora nadie ha hecho caso a ciertas propiedades invisibles que tiene el feminismo
Atentamente
Raúl Morín Suárez, 7 Marzo 2021, 11:00 PM